Meditación: el camino hacia tu reencuentro.

La meditación es una forma de conectarse con tu esencia, con tu ser natural. Desde el budismo, por ejemplo, se plantea reposar en la naturaleza de la mente como una forma de despegarse de todos los perjuicios condicionados y formas del ego. Es un camino a la liberación del ser.

¿Por qué estamos condicionados?

Desde que nacemos, adquirimos valores, formas de pensar, proceder y actuar, que a veces van en sentido opuesto a lo que realmente necesitamos. Una sociedad que de por sí plantea formas muy estructuradas de comportamiento, y por otro lado no incentiva el crecimiento libre de los seres, influye en la generación de estructuras rígidas en las personas. Para que se produzca esta adquisición social es necesario contar con la forma de inteligencia que más despegada puede estar de nosotros mismos. Me refiero a la propia Inteligencia Racional. Que no se me malentienda, aunque todas las formas de inteligencia son buenas y útiles, incluido ésta, el exceso extendido de su uso es un campo perfecto para poder adquirir todos los “deberías” sociales; pues lo racional o lo “lógico”, no deja de ser parte de un consenso social sobre valores adquiridos.

Nuestros esquemas mentales, a medida que crecemos, se van llenando de significados sociales que pueden influir en nuestros comportamientos. El problema es si estos comportamientos se ajustan a nuestro verdadero beneficio y al de los demás. Por ejemplo, quién no ha percibido la presión social que recibimos sobre lo que hay que hacer a cada edad (más bien es como un manual de qué hacer con tus años); la edad para los estudios universitarios, la edad para tener pareja estable, para trabajar, para tener hijos, etc. Tiene un carácter preestablecido, a pesar de que todo esté cambiando actualmente. También lo podemos apreciar continuamente en otros aspectos como el consumismo de bienes materiales o de nuevas tecnologías, como la sociedad occidental ha fomentado la relación entre poseer y felicidad. De hecho el propio sistema político en el que vivimos engrasa su “maquinaria” gracias a difundir los valores necesarios entre la población para perpetuar su funcionamiento.

Por otro lado, el exceso de uso de inteligencia racional, ha hecho que ésta se adueñe de todo nuestro ser y ponga límites a nuestro desarrollo personal. Venimos de una sociedad anterior, desde donde el intelecto, se ha contribuido a reprimir instintos básicos de las personas, como el sexual, o desde donde se han anulado y no se han tenido en cuenta nuestras emociones, sustituyendo estás por “deberías” sociales, entre otros ejemplos.

Es importante, para guiarnos en la vida, escuchar nuestra autentica voz interior, que es la que nos indica qué es lo que realmente queremos en una situación. Esta separación de nosotros mismos, implica una desconexión de nuestro ser natural, de nuestra verdadera fuente de felicidad. Precisamente, el hecho de utilizar el pensamiento de forma totalitaria, es lo que nos aleja de otros tipos de inteligencia como la intuitiva. Es por ello que la meditación implica la no evaluación ni interpretación de los fenómenos del pensamiento, no es un ejercicio racional, sino que se permite acceder a estados no racionales relacionados con la propia naturaleza no condicionada. El hecho de dejar pasar aquello que aparece por nuestra mente durante la meditación, es un ejercicio de aceptación, y nos sirve para apaciguar el uso excesivo del intelecto racional, que es principalmente donde se generan nuestros problemas.

La meditación abre las puertas a otros tipos de inteligencia, que son muy necesarias en nuestras vidas, como la Inteligencia Emocional que sirve para conocer, aceptar y canalizar nuestras emociones y la de los demás. O también para desarrollar la Inteligencia Intuitiva, la mejor aliada en la toma de decisiones importantes. La meditación implica conectarse con la energía natural de tu ser, aquella que está libre de todo perjuicio del pensamiento y libre de emociones perturbadoras que se crean en el intelecto. Meditar es volver a la fuente, volver a nosotros mismos, y como no incentiva la razón, hace que esta disminuya su hiperactividad. Sirve para paliar y eliminar nuestro ego y las formas diversas en las que se manifiesta. De hecho, a medida que eliminamos el ego, resplandece la fuente de energía natural que de por sí nos hará felices, pero este tema… bueno, lo dejaremos para un próximo artículo sobre la meditación. Descondicionense, y sean felices.